El rincón que hace feliz a Gerard de la Casa

El rincón que hace feliz a Gerard de la Casa

Gerard de la Casa es posiblemente uno de los pilotos más queridos por la afición, y es que junta dos factores imprescindibles para ello, que son una gran habilidad al volante y una cercanía absoluta con los aficionados. Esta temporada iba a cumplir 40 años compitiendo, pero aparte de la crisis del COVID19, una enfermedad le impide competir.

Josep Autet ha publicado hoy el resultado de una entrevista que realizó al piloto andorrano, en la que cuenta una anécdota durante uno de los días en los que estuvo ingresado. A continuación, os compartimos la historia tal cual la escribió el periodista catalán.

“A mediados de diciembre tuve una reunión con Abel Alguer, de Baporo, y ya desde la mañana de ese día no me encontré bien, luego por la noche fui al circuito de Andorra a probar el Mini-PCR y acabé realmente mal, estaba como griposo, me metí en la cama y a los dos días estaba peor. Fui al hospital, me hicieron análisis y pruebas… y no me dejaron salir: me operaron de urgencia de un tumor maligno en el intestino. Era el 18 de diciembre y pasé 28 días ingresado, ya que volvieron a operarme antes de final de año. Salí del hospital a mediados de enero en buen estado, pero muy débil y con un plan personalizado de 15 sesiones de quimioterapia por delante, de las que ya llevo 9. No me producen efectos secundarios y calculo que debería terminar sobre julio. Poco a poco voy recuperando peso, perdí casi 20 kilos. Descanso, camino y como cuatro veces al día, incluso meriendo. Estoy animado, la verdad”.

 

“Debido a las consecuencias de la pandemia ha dado la impresión de que la temporada me haya esperado para que pudiera reincorporarme a las carreras. Volveré, pero antes debo estar en condiciones».

​“¿Os apetece una anécdota de hace unos meses? Estaba yo convaleciente, faltaba poco para fin de año y le dije a mi médico del hospital: “Doctor, necesito que me conceda dos favores…”. “¿Dos favores?”, me dijo sorprendido, “¿cuáles?”, y le lancé “pues que permita que me sirvan un sólo día un croissant con mantequilla, hace días sueño con ello y yo tomo puntualmente cada día mis pastillas para la diabetes…”. “¿Y el otro?”, añadió, “pues que me autorice un permiso de tres horas para salir del hospital, tres horas nada más, de doce a tres de la tarde el día que quiera, le prometo que en tres horas volveré a estar metido en mi cama…”. El galeno no salía de su asombro: “Es la primera vez en mi vida que me piden algo así…”.

​“Total que rellené y firme un documento de asunción de responsabilidad, me vestí, bajé a la calle como pude ante la expectación lógica del personal del hospital, subí al coche en el que me esperaba mi mujer, justo frente a la puerta del hospital y nos fuimos… tomamos el camino de Gedith Center, entramos directamente a la parte de arriba del edificio donde tengo actualmente cuatro de mis coches: el Maxi Turbo, el Mercedes 190, el Ibiza Kit Car y el R-5 Alpine. Bajé del coche, me senté en una silla frente a ellos un buen rato, incluso subí a alguno, comimos algo en el propio garaje y regresamos al hospital. Fue una hora y media exclusiva de yo y mis coches y la cara que hacía al entrar de nuevo en la habitación, aunque algo cansado, lo explicaba todo: ¡había vivido uno de los momentos más felices de los últimos tiempos!”.

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